Quiero empezar esta columna reafirmando lo que dije
en la última sobre Moreira: Si, es una gran tragedia que un padre tenga que
enterrar a un hijo. Es algo que ningún padre debería de vivir, y le reafirmo
mis condolencias a toda su familia. Ahora si, a lo que sigue.
El jueves 25 de octubre el diario Vanguardia de Coahuila
publicó una entrevista con Humberto Moreira, exgobernador de Coahuila,
expresidente nacional del Partido Revolucionario Institucional, todavía
visiblemente afectado por la muerte de su hijo, José Eduardo Moreira, donde
ofreció una declaración muy fuerte.
Según el propio
Moreira la muerte de su hijo fue orquestrada por los Zetas, como venganza por
la muerte de un sobrino del “Z40”. Además, corresponzabilizó a los “narcoempresarios”
quienes, dijo, “se la dan de santones aquí en el pueblo, en el estado… se
codean con la sociedad, se han hecho millonarios a partir de su trato con los
narcotraficantes. A ésos los quiero ver en prisión.” Mencionó el caso
específico de algunos empresarios mineros que venden MUCHO más de lo que
explotan en sus minas.
Pues que fuerte ¿no
creen? Los Zetas involucrados en la muerte de su hijo, y, además,
narcoempresarios coahuilenses que se benefician de sus lazos con el crimen
organizado… Pues que fuerte repito.
¿Pero saben qué
es lo más fuerte de todo este asunto? El hecho de que Humberto Moreira no tiene
ni dos años que dejó la gubernatura de Coahuila. ¿Qué acaso será posible que el
crimen organizado haya llegado después del 4 de enero de 2011 (fecha de la
salida de Moreira) a ese estado? ¿Será que mientras Moreira fue gobernador no
había narcotráfico en ese estado? ¿O será, tal vez, que esos “narcoempresarios”
no existían durante el sexenio del exgobernador?
Todos estos
problemas no son nuevos, no son cuestión exclusiva de su hermano, el ahora
gobernador, Rubén Moreira. No amigos, todos estos problemas que según Humberto
Moreira llevar, ultimadamente, a la muerte de su hijo, ya existían durante su
propio sexenio. ¿Entonces qué pasó?
Pues lo que
siempre pasa. Nuestra nueva “realeza”, los políticos, mientras están cuales
reyes en su palacio (o en este caso, donde sea que esté su oficina), se olvidan
de los problemas de “la prole”, esa que sólo sirve para sacarle dinero para que
la “nobleza” se retaque los bolsillos. Pero este “rey caído” ya se dio el golpe
contra el suelo tras la caída desde su nube. Ya vio la terrible realidad que
aqueja a muchos mexicanos hoy por hoy.
¿Por qué no
actuó contra estos “narcoempresarios” cuando pude? Quien sabe. Puede ser que en
ese entonces eran sus cuates, tal vez financiaron su campaña.
Es una
hipocresía que ahora, ardido por la muerte de su hijo tras considerarse
invencible e intocable, salga a decir todos los trapitos sucios del estado que
él mismo no combatió mientras pudo.
Esperemos, en
verdad que yo lo espero con toda mi alma, que no sea necesario que les metan un
hijo a todos los políticos para que se den cuenta de que su clase está podrida,
que sólo son cargas, bultos inútiles, para toda la sociedad. Esperemos que
ellos solitos puedan darse cuenta de que México necesitan que cambien, que sean
lo que se supone que son: Servidores públicos listos para ayudar al pueblo,
para escuchar sus necesidades y actuar en consecuencia.
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