Siempre lo he dicho, jamás lo voy a negar, el mejor trabajo
de este mundo es ser diputado mexicano. No importa si uno es diputado federal o
local, de verdad es un trabajo hermoso. Y es que no sólo es el hecho de que los
curules (por lo menos los que conozco que son los de la @Asamblea__DF) son la mar de
cómodos, por aquello de que uno puede llegar a hacer muchas horas nalga en
ellos. Tampoco es sólo el hecho de que puedes decidir el rumbo de un estado o
una nación con tus decisiones, o el hecho de que cada año puedes llenar un
distrito, municipio o delegación con tu foto sonriendo (o haciendo el intento, porque
no a todos les sale bien) pa’ que todo mundo sepa quién demonios eres y qué
fregados has hecho. No, no, no, querido lector, ser diputado mexicano es el
mejor trabajo del mundo por una simple y sencilla razón: Puedes romper con toda
ley temporal que existe.
Las personas comunes y corrientes, los ciudadano de a pie,
vivimos en un mundo en el que cada 24 horas tenemos un día nuevo, en el que los
años duran 365 días, y en el que sólo tenemos 12 meses por año. Pero en la
alejada y distante dimensión legislativa eso no pasa.
Legislandia es una dimensión paralela a México, donde sólo
habitan los políticos, y que sólo tiene entrada en las sedes de cada uno de los
Poderes de la Unión, entrada que guardan con gran cuidado quienes viven de este
lado, en esta dimensión pues. En Legislandia, México no necesita una Reforma
Laboral, ni estamos llenos de pobres. En Legislandia los diputados (y en
general todos los políticos) no son servidores públicos, más bien el público
está para servirles a ellos. Pero existe una propiedad de esta otra dimensión
que me llama muchísimo la atención: La temporalidad en Legislandia no es igual
que en esta dimensión.
Sería muy hermoso que mi concepción de que Legislandia es
una dimensión paralela fuera cierta, pero la triste y vergonzosa realidad es
que Legislandia sólo existe en la mente de los legisladores (que son el tema de
esta columna). Y es que cómo olvidar esas interminables sesiones cuando los
diputados se dedican a “discutir” el presupuesto para el país… ¡Ah! ¡Sí! Es una
cosa hermosa e increíble, porque resulta que en esa dimensión que existe dentro
de la mente de los legisladores un día puede llegar a durar hasta 48 horas, lo
único que se necesita hacer es “parar el reloj legislativo” y listo, el día
puede durar todo lo que sea necesario.
Pero esta pésima excusa para no hacer su trabajo en tiempo y
forma que es aquello de “parar el reloj legislativo” no es exactamente el tema
de este texto. El tema es una nueva muestra de esa extraña manera que tienen
los diputados de doblar las leyes temporales, en este caso un hermoso regalo de
Navidad de los diputados del Distrito Federal. Estoy hablando ni más ni menos
que del fenómeno de que este año para los legisladores van a haber ¡13 meses!
Así como usted lo lee mi querido amigo. Este año en la Asamblea
Legislativa del Distrito Federal los diputados van a recibir el pago de un
treceavo mes. Este año los diputados locales del DF, además de recibir su
sueldo normal de diciembre, sus prestaciones y su aguinaldo (ya de por sí un
escandaloso monto de $401 mil), los diputados nos hicieron el favor de
regalarse una partida extraordinaria de $304 mil por un concepto llamado “Mes
13” que recibirán en enero de 2012, para llegar en ese mes a un total de $614
mil que recibirá cada uno de los 66 diputados… ¡Ven porque les digo que eso de
ser diputado y doblar reglas temporales si sale!
Dejando de lado el hecho de que estos sueldos de austeros no
tienen NADA (aun cuando según ellos esta lana que se están echando a la bolsa
es “bajo los principios de equidad, racionalidad, austeridad y transparencia”),
este infame Mes 13 ha sido tema de discusión toda esta semana. Y es que según
los diputados, esta partida especial es para pagarles el aguinaldo a quienes
trabajan con ellos en sus Módulos de Atención Ciudadana, puesto que resulta que
esas personas que ahí laboran son algo así como que outsoursing, y, por lo tanto,
no reciben aguinaldo. Bien, aquí sólo queda de dos: Creerles o no creerles.
En caso de que decidamos creerles, veo yo dos que tres
cosillas que deben de tomarse en cuenta. Primera: no soy ningún experto en leyes,
pero según yo, los aguinaldos deben de pagarse en diciembre, y no hasta enero.
Segundo: ¿cómo olvidar que hace unos meses salió a la luz pública que los
diputados, si bien reciben lana pa’ pagar todo esto de los Módulos de Atención
Ciudadana, VARIOS no tienen dichos módulos?... Entonces ¿qué va a pasar con ese
dinero? ¿Quién se lo va a quedar? Los diputados dicen que ese dinero jamás va a
ir a parar a sus carteras, pero me imagino que si los que trabajan con ellos en
sus Módulos de Atención no son trabajadores de la Asamblea, pues son los
diputados directamente quienes les tienen que pagar, y me imagino que para
ello, el dinero tiene que pasar por sus carteras. Y tercer punto: ¿por qué si
este dinero es para los Módulos no estipularlo así desde un principio?
En caso de no creerles… Bueno… Creo que no tengo que dar
explicación.
Lo único que yo puedo decir en esto, puesto que no soy
poseedor de la verdad universal, es una cosa: Amigo diputado, amiga diputada,
cuando tu abuelita te decía que no hicieras cosas buenas que parecieran malas,
tenía TODA LA RAZÓN. Ya de por si no son santo de ningún ciudadano, ¿pa’ que se
siguen metiendo en problemas? Háganse más sencilla la vida, y mejor sólo hagan
cosas buenas que NO parezcan malas y listo.
Como siempre los invito a que me hagan llegar sus
comentarios por este mismo medio (no les toma ni un minutito registrarse en
Disqus) o por medio de mi Twitter (@Mornie_Aran),
donde con gusto responderé. Pasen un buen día.
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