Es casi como el cuento de la Cenicienta. Polimnia
Romana Sierra Bárcena era una “humilde” estudiante de veterinaria en la
Universidad Nacional Autónoma de México, que estaba realizando su servicio
social y que tenía una pequeña clínica veterinaria para especies pequeñas,
cuando un día, de la nada, el famosísimo chofer millonario de Andrés Manuel
López Obrador, Nicolás Mollinedo, mejor conocido como “Nico”, la contrató para
ser “asistente” del buen don Peje, y unos añitos después (entre los cuales se
encuentran 7 años de vivir del dinero de la gente de MoReNa por su trabajo como
guarura) se convirtió en una hermosa princesa… Digo, en una “hermosa diputada”,
en una vividora más, como todos los diputados y senadores de este país, del
erario público.
Yo conocía a Polimnia Romana por sus participaciones
“editoriales” en un portal de noticias digital que favorecía al Peje. Era una
más de sus acólitos fanáticos. No tenía, ni necesitaba, más información sobre
ella. Todo cambió hace poco cuando me vengo enterando de que Polimnia se había
convertido en diputada por mayoría representativa por el distrito XXV con
cabecera en la delegación Álvaro Obregón, Distrito Federal, dice ella que por
el Partido del Trabajo. (Aunque curiosamente la encontré en la base de datos
del Partido de la Revolución Democrática del DF.)
La historia se hizo todavía más interesante cuando
me entero que, después del revés que le dio el Tribunal Electoral del Poder
Judicial de la Federación al PRD-DF al quitarle la mayoría absoluta en la
Asamblea Legislativa local, esta amable señora le hizo el favor al PRD-DF y,
junto con otra de sus compañeras de bancada petista, adelantándose por la
izquierda a la democracia, dejó su bancada y se unió a la del partido del Sol
Azteca para que este recuperara su mayoría absoluta. Como ella misma lo expresó
en su Twitter, su decisión “tiene
que ver con el funcionamiento de la ALDF, y de que el PRIAN (frase muy
socorrida por los fans de AMLO) no tengan dentro la representación que NO
tienen en la calle”. En otras palabras, ella considera que
el voto de la gente que libremente se decidió por opciones que no eran de la
izquierda no tiene valor. “El
objetivo era dejar sin juego al prian en el DF”,
o lo que es lo mismo, el objetivo es que el PRD pueda hacer lo que se le pegue
la gana, y nadie les puede decir nada. El objetivo era, pues, eliminar a esa
pequeña y molesta democracia y “dejar sin juego” al sano debate que la
acompaña.
El punto central de este escrito, querido lector, no
es debatir que tan ético es dejar que un partido pueda, esencialmente, (ejemplo
exagerado) pasar una ley que le ponga impuesto a cada paso que cada habitante
de la ciudad de sin que nadie lo pueda evitar. No, aquí el punto es la falta de
capacidad de aceptar la crítica que esta guarura convertida en personaje
público tiene.
Cada quien es libre de hacer y decir lo que quiera
en su Twitter, de bloquear o no a quien quiera, sin embargo al ser un personaje
público a cargo de las políticas de la ciudad, uno pensaría que esta diputada
está abierta a la crítica, buena o mala, pero no. (Favor de ver notas 1
y 2).
La diputada prefiere vivir en su mundo de unicornios y casas de jengibre,
repito, como la gran mayoría de los políticos de este país.
Son pocos, MUY pocos los políticos que se van “a la
guerra sin fusil” que son las redes sociales. MUY pocos los que le entran y
aguantan vara. Si, siempre existirán los trolls, los que sólo ofenden por
ofender. Pero por poner un ejemplo, la diputada me bloqueó por el simple hecho
de cuestionar su decisión de otorgarle la mayoría al PRD-DF. Mi comentario fue:
“Que sentirá @PolimniaRomana sabiendo que por ella, el PRD tendrá la capacidad
de pisotear la democracia en el DF con su mayoría en la ALDF”. Así, sin groserías,
tal vez con un toque de sarcasmo.
¿Qué tanto podrán los políticos enterarse sobre si
están haciendo bien su trabajo o no si sólo escuchan las cosas que los hacen
sentir bien? Si no escuchas las críticas, ¿cómo puedes aprender a mejorar? Si,
es difícil, muy difícil para cualquier persona ponerse ahí y escuchar cómo te
dicen que no estas haciendo bien las cosas, pero a fin de cuentas, es gracias a
que te hacen ver tus errores que los puedes corregir ¿no?
Las redes sociales y los políticos son una cosa muy
divertida y que, creo, merece mucho tiempo de estudio y pensamiento. Lo que si
me queda muy claro es que un personaje público, un diputado, tiene que actuar
siempre con respeto y propiedad. (Ver notas 3
y 4).
Las cuentas de Twitter si, son personales, pero la persona que la maneja, en
este caso la diputada Romana, debe de saber que la gente lo leerá, y bueno, si
no le gusta que la gente sea grosera con ella, debería de empezar por dar el
ejemplo y ella misma no escribir groserías.
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