Todo empezó con un tendencioso video presentado por un
académico de la UNAM llamado Roberto Duque, a quien, por cierto, yo no había
escuchado nombrar hasta estas elecciones. En pos de un sano debate, aquí dejo
el video:
Empecemos por el hecho de que más de la mitad del video se
centra en cómo el voto nulo no sirve para nada porque “el pastel” (entiéndase como
las prerrogativas que obtienen los partidos de acuerdo a la cantidad de votos
alcanzados) se van a repartir sea como sea. Esto es cierto, el pastel se va a
repartir, lo que no te dice, es que aun cuando sólo 10 personas en todo el país
voten, ese pastel se va a repartir, esta situación está totalmente desconectada
del voto nulo.
La otra parte, y para mí la peor de todo el video, es cuando
este personaje dice “habrá que ir y votar […] por la (opción) menos mala”. Y es
de ahí de dónde va el resto de este texto.
En México tenemos varias “opciones menos malas” que se han
dedicado a desgastar al país. Es más, vamos
a nombrarlas de manera directa: Partido Verde Ecologista de México
(PVEM), Partido del Trabajo (PT), Movimiento Ciudadano (MC) y Partido Nueva
Alianza (PANAL). ¿Acaso no hemos escuchado cómo algunos de estos partidos o sus
integrantes han violado sistemáticamente la ley en días recientes, sin ninguna
consecuencia para ellos? ¿Cuántas veces no hemos escuchado cómo algunos de
estos partidos sirven más como un negocio familiar que como fuerza política?
Atención amigos, estos son, bajo el concepto de “los partidos grandes son malos”,
los males menores a los que se refiere Duque en su video.
Y agárrense, ya que para estas elecciones se nos vienen, por
lo menos tres nuevos “males menores” a la lista nacional: Movimiento de
Regeneración Nacional (MORENA), Partido Humanista y Partido Encuentro Social
(PES).
“Pero es que estos partidos pueden llegar a ser oposición en
el Congreso”, si, si, queridos lectores. Ya ha habido quienes me han dicho
esto, en pláticas que he tenido sobre este mismo tema. ¿Realmente serán
oposición? ¿O sólo serán pericos que repitan todo lo que su partido ancla
digan? Ahí está el ejemplo del PVEM, incondicional de todo lo que diga, no diga
o proponga el Partido Revolucionarios Institucional (PRI), al igual que el
PANAL, pero en menor medida, o el PT y MC, que si el PRD (y tal vez ahora
MORENA) dice salta, ellos preguntan qué tan alto. ¿Tenemos acaso una oposición
real en México con esos “males menores”?
El voto nulo, cuando empezó fuerte, allá por el 2009, salió
con una consigna muy sencilla: Estamos cansados del sistema partidista vacío y
sin propuestas. Y las cosas no han cambiado mucho al día de hoy. Pero es una
mentira que el voto nulo no haya servido de nada, al contrario, varias de las
propuestas de la Reforma Electoral salieron de entre quienes promovieron el
voto nulo. Claro que sirve de algo, si bien no tiene representación legal, si
tiene consecuencias reales.
El voto nulo es una forma de manifestación, de protesta. ¿En
contra de qué? En contra de un sistema electoral y partidista podrido. Nada más
vean las campañas que se desarrollaron en estos meses. Llenas de música,
regalos, fiestas y alabanzas para los candidatos, pero muy faltas de propuestas
reales y concretas. Fue una mínima parte de los candidatos quienes se adhirieron
a la propuesta “3 de 3”.
Tuvimos campañas llenas de “rock stars” que se empeñaron en promover su imagen,
y no sus propuestas.
Yo apoyo el voto nulo, porque creo que en este país
necesitamos y merecemos mejores políticos. Porque no estoy conforme con la
falta de propuestas, con la corrupción, con los conflictos de interés, y con la
falta de consecuencias para quienes rompen la ley. El sistema está podrido, los
candidatos son mediocres, ¿realmente queremos legitimar eso? ¿Realmente
queremos legitimar la mediocridad? Al votar por el “menos malo” eso es lo que
hacemos. Diciéndole a los partidos que aceptamos de manera gustosa su mediocridad.
Yo creo que no hay que votar por “el menos peor”, yo creo
que deberíamos de exigir lo mejor. No creo que el voto nulo vaya a dar a los
partidos “una lección, un golpe moral, un baño de conciencia”. Pero lo que sí
creo es que el voto nulo tiene mucho poder. Alguien va a ganar, claro, aunque
sea con un voto, pero va a ganar. Pero ¿qué pasa si el voto nulo tiene el
porcentaje más alto de la votación? No es un abstencionismo, no. Es gente que
fue y voto nulo, porque no creyó en ningún candidato, porque no hubo nadie que considerara
lo suficientemente bueno para gobernar. ¿Con qué legitimidad va a poder
gobernar esa persona? Ni siquiera sería cuestión de “perdió la contienda ante
otro candidato”, no es simple y sencillamente una “victoria técnica”. Esa
persona estaría bajo el escrutinio constante de una población que no lo llevó a
ganar. Esos son los poderes del voto nulo. No legitimar la mediocridad, y
definitivamente no legitimar a personas que no están capacitadas para gobernar.
El poder de buscar, y eventualmente tener, algo mejor.
Y hay por ahí quienes dicen que quienes promovemos el voto
nulo estamos invitando a no votar. Déjenme quitar ese mito: El voto es un
derecho y una obligación. Este domingo 7 de junio hay que salir a votar. Yo no
estoy diciendo por quién, es más ni siquiera estoy diciendo que hay que salir a
anular el voto. Lo que si estoy diciendo es que no se vale aplicar el
abstencionismo y luego estarse quejando por cómo están las cosas en el país. Por
eso yo invito a todos los que lean este texto, y pensaban en no ir a votar, a
que reconsideren su posición. Salgan a votar, ejerzan ese derecho, tomen el
control de lo que pasa en el país. Tu voto es tu voz. Repito: Este 7 de junio,
vota.
Para terminar, les dejo otro video, también en pos de un
debate sano, de Denise Dresser, hablando a favor del voto nulo
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